ala otorga entrevistas, filma videos, interpela a sus custodios y ahora dice que Gerardo Morales está enamorado de ella. Por Rosario Agostini @peponila
Milagro Sala parece propender a burlarse permanentemente de la justicia, los fiscales y la propia ciudadanía que observa con asombro cómo una detenida que cuenta con más de 8 causas penales en su contra, goza de privilegios que sólo el amparo del Vaticano, la ONU y la CIDH, pueden justificar.
Desde que fue trasladada a la casona que posee en la villa veraniega del dique La Ciénaga, Sala no hizo otra cosa que llamar la atención en forma recurrente con videos que se distribuyen a través de las redes sociales o entrevistas telefónicas y presenciales con periodistas afines a la dirigente kirchnerista, ya sea burlando a la custodia que realiza Gendarmería preguntándoles dónde está Santiago Maldonado o motivando a la tropa de la Tupac Amaru para que juegue en la arena política o desafiando al gobierno provincial encabezado por Gerardo Morales o a la propia justicia, etc.
Pero más allá del contenido de sus comunicaciones extramuros, lo que llama la atención es la facilidad con la que genera dichas comunicaciones. Tiene acceso permanente y evidente a teléfonos inteligentes y por supuesto, las visitas de “notables” que ingresan y egresan de “su” casa como si se tratara de Carlos Menem en la quinta de Gostanián.
Durante el fin de semana se conoció un nuevo audio de Milagro Sala donde se escucha una entrevista que se realizó desde una radio de Calilegua (localidad muy cercana a Ledesma, Jujuy) a través de una comunicación telefónica en la que la detenida dijo que cree que Gerardo Morales está “enamorado” de ella. Sin entrar a opinar respecto de la frase que no resiste análisis, lo extraordinario es que en la entrevista una vez más, Sala se muestra como una ciudadana detenida pero con privilegios que el resto de los detenidos del país en general y de la provincia en particular no tienen.
Según el juez Pablo Pullen Llermanos, Sala no está gozando de prisión domiciliaria, sino de una detención “sui géneris”. Lo que en otras palabras sería: como la CIDH criticó el lugar y las condiciones de detención, trasladamos a Sala a su casa, convirtiendo la casona en una cárcel sui géneris. Por lo tanto, Sala permanece en su casa no con los beneficios de una domiciliaria sino con las prerrogativas de cualquier detenido intramuros. Ergo, claramente goza de privilegios que los “intramuros” no tienen.
Las preguntas que surgen son: ¿Por qué los jueces que tienen a su cargo la detención de Milagro Sala permiten esta desigualdad de derechos?
¿Por qué Milagro Sala goza de tantos privilegios, mientras hay mujeres que permanecen detenidas junto a sus hijitos y no logran la libertad condicional o la prisión domiciliaria por ejemplo?
¿Por qué los jueces no resuelven el problema de los privilegios comunicacionales de Milagro Sala ordenando al Secretario de Seguridad, Miguel Singh, que contemple esta situación y la resuelva con un “inhibidor de señal” por ejemplo?
Milagro Sala, con estas acciones, ¿está violando las condiciones de detención? Y si es así, ¿por qué sigue con el “privilegio” de permanecer detenida en una casona que tiene más comodidades que el hogar de cientos y miles de ciudadanos jujeños, y ni hablar de quienes están detenidos?
Y si Sala, no está violando las condiciones de detención, que alguien nos explique cuál es su verdadera situación en términos de detenida y propongan, en todo caso, una reforma del código procesal penal para que todos los detenidos del país gocen de los mismos privilegios de los que goza la dirigente kirchnerista, acusada de s/ asociación ilícita, homicidio en grado de tentativa y lesiones graves.
La igualdad ante la ley no permite prerrogativas, privilegios ni condiciones de ciudadanos de primera y de segunda, aunque haya presiones de los organismos internacionales que finalmente jamás vinieron a Jujuy a hacerse cargo de las víctimas de la violencia de Sala, ni dan respuestas frente a 1850 familias que hoy no tienen sus viviendas porque Sala y sus aliados no usaron el dinero que le fuera otorgado para tal fin y tampoco se sabe dónde está ese dinero.
Insisto, si la ONU, la CIDH y el resto de los organismos de DDHH del país y el mundo, pretenden que existan desigualdades ante la ley proponiendo la existencia de ciudadanos de primera y de segunda según si quien comete un delito es de un color de piel o de otro, o si miente diciendo que es aborigen u originario, o si es activista de derechos humanos por izquierda y vulgar delincuente por derecha, entonces estamos frente a un problema.
Y si los jueces se sienten interpelados por esta definición anti republicana y típica de la falsa progresía que mira a Milagro Sala y no a Venezuela, entonces, estamos en serios problemas.
La ley es igual para todos, eso dice la Constitución. Tal vez, a raíz del caso Milagro Sala habría que cambiarla e invocar diferencias a partir de origen y nacimiento, color de piel y militancia política.