En el marco de la investigación abierta por presuntos actos de violencia y conductas antisociales, el gabinete de psicología del Ministerio Público de la Acusación (MPA) presentó un informe preliminar que profundiza en el perfil psicológico del imputado, identificado como Jurado.
Según el análisis realizado tras varias entrevistas, Jurado exhibe características propias de una personalidad con rasgos sociopáticos y narcisistas. El informe destaca que el imputado manifiesta un marcado placer en el sufrimiento ajeno, lo que refleja una dimensión emocional particularmente grave. Esta inclinación hacia el dolor de otras personas despierta preocupación sobre sus posibles motivaciones y conductas futuras.
Además, el estudio psicológico pone en relieve una baja tolerancia a la frustración. En situaciones donde siente que no puede imponer su voluntad o controlar su entorno, Jurado reacciona con altos niveles de tensión e irritabilidad. Estos episodios están vinculados a patrones emocionales inestables, que hacen que cualquier alteración de su rutina o alejamiento de su “zona de confort” provoque en él reacciones impulsivas y desmedidas.
Un aspecto relevante y hasta ahora menos difundido es la aprehensión que el imputado presenta hacia ciertos grupos sociales: las personas adultas mayores y quienes consumen bebidas alcohólicas. Esta aversión específica podría estar relacionada con experiencias personales previas o con dinámicas de rechazo que influyen en su comportamiento violento o conflictivo.
El gabinete de psicología continúa con las evaluaciones para completar un perfil exhaustivo que aporte elementos clave al proceso judicial. Las conclusiones de este informe serán fundamentales para comprender el grado de peligrosidad y los posibles mecanismos de intervención en el caso Jurado, mientras el MPA avanza en la recopilación de pruebas para esclarecer los hechos denunciados.
Este primer estudio psicológico muestra la complejidad del acusado y pone en evidencia la necesidad de abordajes interdisciplinarios en casos donde los factores emocionales y de personalidad tienen un peso decisivo en la comisión de delitos.